Para los celtas, la cruz simbolizaba las cuatro direcciones, norte, sur, este y oeste y a los cuatro dioses que las moraban. También representaba las cuatro estaciones del año celta. Simbolizaba a su vez, el cruce de dos caminos, el de los vivos y el de los muertos.
Se piensa que estos signos celtas representaban el árbol de la vida. Los cuatro elementos, tierra, aire, agua y fuego unidos a la energía que es representada por el circulo que los une a todos.